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Estados Unidos espera una elección “justa y creíble” en Brasil

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Lula y Bolsonaro

PORTAVOZ DE LA CASA BLANCA

Encuestas muestran que Lula lidera la intención de voto frente al presidente Bolsonaro, que busca la reelección. Si ninguno obtiene más del 50% de los votos, habrá una segunda vuelta el 30 de octubre.

Estados Unidos condenó ayer martes los hechos violentos en la campaña electoral de Brasil, y dijo que espera que la votación del próximo domingo se produzca de manera “justa, transparente y creíble”.

La portavoz de la Casa Blanca, Karine Jean-Pierre, dijo que Estados Unidos estará siguiendo “de cerca” la primera ronda de este domingo y aludió a la “fuerza” de las instituciones democráticas en Brasil.

La Policía brasileña detuvo el lunes al sospechoso de haber asesinado el sábado a un seguidor del expresidente Luiz Inácio Lula da Silva, aparentemente en un nuevo crimen político.

Este es el tercer caso de un homicidio cometido presuntamente por motivos políticos durante la campaña. Los otros dos asesinatos conocidos ocurrieron semanas atrás en una zona rural de Mato Grosso y en la ciudad de Foz de Iguazú.

Las encuestas muestran que Lula lidera la intención de voto frente al presidente Jair Bolsonaro, que busca la reelección. Si ninguno obtiene más del 50% de los votos, habrá una segunda vuelta el 30 de octubre.

“Como socio, como democracia socia de Brasil, seguiremos las elecciones con la plena expectativa de que se llevarán a cabo de manera libre, justa, limpia y creíble, con todas las instituciones relevantes operando de acuerdo con el (orden) constitucional”, dijo la portavoz de la Casa Blanca.

A lomo de cebú

Bolsonaro quemó ayer martes algunos de los últimos cartuchos de su campaña. En plena recta final para las elecciones, estuvo en Petrolina y Juazeiro, ciudades enclavadas en el corazón del noreste de Brasil, una región en la que Lula tiene su mayor base electoral.

El presidente volvió a mostrar su innegable poder de convocatoria, movilizó a miles de personas, encabezó grandes caravanas de motos, se mezcló entre sus seguidores y hasta se montó en un cebú ataviado hasta en los cuernos con símbolos de su campaña, con los colores verde y amarillo de la bandera nacional.

“Nuestra bandera jamás será roja”, corearon miles de personas en sendos actos, en los que Bolsonaro volcó su retórica anticomunista y exaltó los “valores conservadores” que defiende y resume en el lema que ha adoptado para esta campaña: “Dios, patria y familia”.

También volvió a subrayar que su Gobierno “no admite discutir la legalización del aborto y las drogas y no admite la ideología de género”, marcando así sus diferencias con Lula.

“Es todo lo contrario de lo que el ladrón quiere”, declaró en referencia al ex presidente, pese a que el programa de Gobierno presentado por Lula no habla de aborto ni de drogas, aunque sí propone promover la igualdad de género.

Según una amplia encuesta divulgada este lunes, Lula concentra la mayor parte de sus apoyos en dos estratégicas regiones: su noreste natal y el sureste, que incluye a los estados de San Pablo, Minas Gerais y Río de Janeiro, los tres mayores colegios electorales del país.

De acuerdo a ese sondeo, que coincide en líneas generales con otros, Lula tiene unas intenciones de voto del 45% en el sureste, frente al 33% que se le atribuye a Bolsonaro. Un cuadro muy similar al nacional.

En el noreste, donde Bolsonaro busca recortar diferencias en el tramo final de la campaña, la ventaja de Lula es mucho mayor. Según esa última encuesta, Lula tiene un 62% y Bolsonaro un 23%.

Temor a la abstención

Lula tuvo ayer martes un encuentro con representantes del deporte, en el que la presidenta del Partido de los Trabajadores (PT), Gleisi Hoffmann, expresó su preocupación con una posible alta abstención el domingo.

“Tenemos que hacer un esfuerzo muy grande para que las personas vayan a votar. El voto es nuestra principal arma para diferenciarnos de Bolsonaro”, expresó Hoffmann.

En Brasil, el voto es obligatorio, pero la abstención ha sido creciente en los últimos comicios y llegó a un máximo del 20% en 2018, cuando ganó.

Según la campaña de Lula, para que pueda superar el 50% de los votos el próximo domingo e impedir una segunda vuelta, será necesaria una masiva asistencia del electorado.

Lula pidió ayer a los deportistas aumentar su participación en la política y, sobre todo, en la lucha contra los prejuicios raciales. “Estamos viviendo una época de racismo, un racismo más violento”, afirmó, para vincular ese fenómeno, en el caso de Brasil, a Bolsonaro. “No es posible, no es posible que aún haya gente queriendo construir una supremacía blanca” en Brasil, se quejó Lula.

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