EL PAÍS ABRE SU ARCHIVO
Cambiaron el entorno, los usos y los trajes de baño, pero la afición por el agua y la arena se mantiene
El 8 de diciembre es el “Día de las Playas”, una celebración bien uruguaya que surgió cuando el Gobierno, en la segunda década del siglo XX, resolvió la separación de la Iglesia y el Estado. La festividad católica de la Inmaculada Concepción adoptó entonces ese nombre oficial, que identifica la fecha teórica en que el final de la primavera deja su lugar a los calores estivales, por lo cual ya es tiempo para las zambullidas. Durante mucho tiempo incluso fue feriado, pero hace mucho dejó de serlo.
Se mantuvo la tradición religiosa de la bendición de las aguas; el sacerdote bajaba junto a los fieles a la playa más cercana a su parroquia para la breve ceremonia.
El repaso del archivo va recorriendo muchas de esas playas para mostrar cómo cambiaron el entorno, los usos y los trajes de baño. Lo que continúa, además de la arena y las olas, es la afición playera de los uruguayos.
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El País abre su archivo
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