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Opinión
Cada poco tiempo vuelve a insistirse con una mirada que cree que las visiones técnicas deben imponerse sobre consensos políticos, como si los científicos no tuvieran sentimientos humanos.
¿No es hora de preguntarnos si no habremos ingresado en estado de oclocracia? Después de esto nada bueno es esperable.
¿Cómo serán las horas pico en la Rambla cuando el frentismo la inunde de vías ciclistas?
Thatcher fue una protagonista relevante al final del siglo XX, expresó un conservadurismo extremo y una ortodoxia económica radical.
Deja toda la sensación de que se pretende prometer mucho, pero se especifica muy poco qué hacer. Es una expresión de deseos, y poco más.
Editorial
Ecos

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